jueves, 29 de abril de 2010

Romanticismo

Este movimiento cultural nació en Europa a finales del siglo VXIII. Se extendió desde Inglaterra hasta Alemania e incluso en países de Latino América.
Fue una reacción al racionalismo de la ilustración y clacisismo. Buscaba la libertad pero con rasgos revolucionarios exaltando el "yo" en una de sus corrientes, el





Surrealismo. Se desarrolló especialmente en literatura, arte y música.

Entre las principales características encontramos la ya mencionada, exaltación del "Yo.", la supremacía de un sentimiento profundo, la tendencia nacionalista, la originalidad y la creatividad, además de amor por la naturaleza. Quiebran las tradiciones que puedan interferir con su libertad. Renueva y enriquece e lenguaje.
Representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones.

Los autores rechaaban el materialismo burgués, el idealismo chocaba con una realidad miserable que muchas veces terminaba en suicidio de un romántico.

ESCULTURA

El romanticismo en cuanto a escultura tuvo cierta similitud con el neoclásico pues la anatomía humana tuvo gran importancia y destreza al momento de ser trabajada, y los escultores no estuvieron sujetos únicamente al trabajo en mármol, sus obras estaban basadas en un equilibrio apropiado el cual llegue a un punto exacto entre lo real y lo ideal, inspirándose entonces en la Antigüedad.

A diferencia de la neoclásica, esta escultura se distinguió por las expresiones plasmadas en sus personajes, los cuales denotaban emociones violentas y movimientos exagerados, estilo característico posteriormente, ejecutando técnicas de boceto. La Marsellesa de Francois Rudé sobre el arco de Triunfo de París nos muestra un claro ejemplo de la escultura romántica de aquel tiempo, elaborada por uno de los principales artistas del periodo.
El escultor, tomando como base principal las formas griegas y romanas, en fuentes modernas y en la composición barroca, carga de intensidad psicológica y física un acontecimiento contemporáneo.

Las figuras de Rudé se asemejan y van acorde con el estilo de las obras maestras helenísticas, como el Laocoonte el cual sirvió de inspiración a Miguel Ángel cuando se excavó en Roma a principios del siglo XVI. La asombrosa animación de las figuras y la densidad de la composición lograda mediante la exageración del gesto y el detalle anatómico tienen mucho en común con el ultrarrealismo de la escultura helenística.



Las cabezas giran, los cuerpos se retuercen, los brazos y piernas se enredan siguiendo leyes que no son de este mundo. Sin embargo, la representación de detalles ultrarrealistas puede pretender aspirar en cierto modo al naturalismo François Rude, Las figuras de Rude, estrechamente relacionadas en un espacio poco profundo, “electrificadas” por una compleja estructura de de Triunfo, París luces y oscuridad, amenazan con estallar hacia delante y soltar sus amarras de ladrillo.

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